Hablamos con José Alfredo, coordinador de Seguridad Patrimonial Corporativa en la Gerencia de Seguridad y Continuidad de Negocio, quién más allá de su día a día en Enagás, encuentra en la calistenia una forma de equilibrar cuerpo y mente, convirtiéndose en una filosofía de vida que lo acompaña dentro y fuera del trabajo.
La calistenia es una disciplina de entrenamiento físico que utiliza el propio peso corporal para desarrollar fuerza, flexibilidad, equilibrio y coordinación. A diferencia del gimnasio tradicional, no requiere máquinas ni pesas: los ejercicios se basan en movimientos naturales como flexiones, dominadas, fondos o sentadillas, que pueden ejecutarse en parques, barras o incluso en casa.
Más allá del aspecto físico, la calistenia promueve el control del cuerpo y la mente, la disciplina y la superación personal, lo que la ha convertido en un estilo de vida para muchas personas. En los últimos años, ha ganado popularidad en todo el mundo gracias a su componente accesible, funcional y creativo.
“La calistenia me ha enseñado que la constancia y la disciplina son las que marcan la diferencia.”
Empezando por el principio, ¿cómo descubriste este deporte?
Siempre he sido un apasionado del deporte. Desde joven me encantaba entrenar con mis amigos, aunque en esa época no podíamos permitirnos un gimnasio. Un día descubrimos los parques de calistenia y desde entonces se ha convertido en mi gimnasio favorito.
Ya he perdido la cuenta de los parques que he visitado por toda España, cada vez que viajo y tengo algo de tiempo, intento buscar uno para entrenar.
Si tuvieras que explicar la calistenia a alguien que nunca la ha practicado, ¿cómo lo harías en una frase?
Diría que la calistenia es entrenar usando tu propio cuerpo, descubriendo de lo que eres capaz solo con disciplina, constancia y control.
Es un deporte que ya forma parte de tu rutina. ¿Cómo consigues mantener esa constancia sin que se vuelva una obligación?
La verdad, no me cuesta. Me gusta tanto que lo tengo totalmente integrado en mi rutina. Es mi momento para desconectar, soltar el móvil un rato y centrarme en mí.
Evidentemente hay días que cuesta un poco más, pero sé lo bien que me sienta después, así que simplemente lo hago. Me ayuda a mantener mi cuerpo y mi mente en equilibrio.
¿Podrías contarnos cómo influye en tu día a día o incluso en tu trabajo en Enagás? ¿Qué aprendizajes de la calistenia aplicas a tu vida profesional?
La calistenia me ha enseñado que la constancia y la disciplina son las que marcan la diferencia. Yo siempre he defendido que el trabajo duro gana al talento y en el fondo, es lo mismo que hago en mi trabajo: no se trata de competir con nadie, sino de dar la mejor versión de ti mismo y de mejorar cada día.
En el equipo de seguridad también aplicamos esta mentalidad de superación, buscando siempre la manera de hacerlo un poco mejor. Al final, lo veo como una cuestión de compromiso e incluso de vocación, igual que en el entrenamiento.
¿Tienes algún reto personal o movimiento que estés intentando dominar ahora?
Siempre hay movimientos que se resisten… y algunos seguramente nunca saldrán del todo, pero eso también tiene su gracia. Por ahora, sigo entrenando para intentar dominar al máximo cada movimiento.
¡Lo importante es seguir intentándolo y disfrutar del proceso!



